Agustín López Munguía Canales
Instituto de Biotecnología
El Doctor Agustín López Munguía Canales nació el 26 de enero de 1951 en la Ciudad de México. Es ingeniero químico por la Facultad de Química (FQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Realizó sus estudios de maestría en el área de la Bioingeniería en la Universidad de Birmingham, Inglaterra, y los de doctorado en el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Toulouse, Francia, entre 1977 y 1979. A su regreso a México, se incorporó a la UNAM, en donde ha desarrollado su carrera científica desde 1980, tanto en la FQ como en el Instituto de Biotecnología (IBt).
Su obra ha impactado todos los ámbitos de la actividad universitaria: la investigación, la docencia, el desarrollo tecnológico y la divulgación de la ciencia, a lo que se suman las importantes responsabilidades académico-administrativas que ha tenido a su cargo. Destacan sus aportaciones a la aplicación de la biocatálisis en el sector alimentario: sus trabajos sobre la caracterización molecular, la producción y aplicación de enzimas en este sector, lo han consolidado como un referente académico en el área. Sobresale asimismo su labor docente en la licenciatura y el posgrado, así como el hecho de que, en su carácter de divulgador científico, ha logrado comunicar una visión de nuestra cultura alimentaria desde la ciencia y la tecnología. Como parte de esta actividad, tiene presencia constante en los medios de comunicación para tratar temas de Biotecnología tradicional, Biotecnología moderna y alimentación.
En el aspecto aplicado de su obra, por su originalidad y trascendencia industrial, es nota- ble el desarrollo de procesos para la extracción de productos agroindustriales mediante tecnologías biológicas, así como los trabajos dirigidos a la búsqueda de enzimas con ca- pacidad de sintetizar carbohidratos de interés alimentario y farmacéutico. Ambas líneas han dado lugar a publicaciones, patentes nacionales e internacionales y convenios de desarrollo tecnológico con la industria. En particular, sus investigaciones sobre enzimas han tenido repercusión en la industria de la tortilla, la azucarera, la de colorantes y, más recientemente, la tequilera y la de síntesis de análogos de capsaicina.
Participó en una patente registrada en más de diez países, adquirida por el grupo in- dustrial Solabia para producir uno de los primeros prebióticos comercializados en Europa durante la década de los 90, denominado Bioecolia; así como en la transferencia tecnológica a grupo Girsa que, en su momento, fue líder nacional en la producción de pigmentos vegetales, con el propósito de extraer con tecnología enzimática los colo- rantes del cempasúchil, sustituyendo al proceso químico normalmente utilizado para ello. Son importantes también: la aplicación de enzimas para incrementar la calidad de las tortillas de maíz, tecnología que fue adquirida por Maseca e introducida en varias plantas en México y Estados Unidos, y la transferencia tecnológica a Allied Domecq de una tecnología enzimática con aplicación en el proceso tequilero.
Dentro de sus investigaciones sobre la relación estructura-función de enzimas del grupo de las glicosiltransferasas, una de sus aportaciones más relevantes es la descripción de una nueva subfamilia de fructosiltransferasas que identificó en las bacterias lácticas del pozol.
En la actualidad, trabaja en la búsqueda de diversas opciones para llevar a la industria alimentaria la síntesis enzimática de prebióticos, tales como la inulina y sus oligosacáridos, aplicando fructosiltransferasas. Estos trabajos representan una alternativa para la diversificación en el uso del azúcar de caña, transformándola de un alimento cuyo consumo en exceso es nocivo, a una materia prima para la elaboración de productos benéficos para la salud. Ha realizado este amplio trabajo como responsable de más de una docena de proyectos tecnológicos financiados por empresas, casi todas del sector alimentario nacional. De estos proyectos, 11 fueron financiados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT); cuatro estuvieron adscritos a programas administrados por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM, y dos más fueron apoyados por la Unión Europea.
Su contribución como promotor de la aplicación industrial de la biocatálisis ha sido ampliamente reconocida en nuestro país. Por su trabajo de vinculación con la industria, recibió el Premio Nacional en Ciencias y Artes en el área de Tecnología y diseño en 2003, el más importante reconocimiento que otorga el Gobierno de México a sus científicos. También fue merecedor del premio de la Academia Mexicana de Ciencias en el área de Investigación tecnológica en 1990, primer año en que la Academia otorgó la distinción en dicha área, y del Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos en 1992 por parte del CONACYT. Asimismo, en el año 2000 fue ganador del Premio Universidad Nacional otorgado por la UNAM, en el área de Innovación tecnológica y diseño industrial.
Cuenta con más de una docena de patentes, las más relevantes transferidas ya al sector productivo, y con una veintena de proyectos de colaboración y servicio a la industria. Por otro lado, su trabajo de investigación ha dado lugar a 146 artículos en revistas internacionales y 16 capítulos de libros; además de haber recibido 3,279 citas (sin autocitas), alcanzando un índice h = 33.
Por la valía de su labor de investigación, alcanzó el nombramiento de investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores en noviembre de 2018. Ha sido invitado a impartir cursos y conferencias en el extranjero, incluidos eventos internacionales de frontera como la Gordon Research Conference en torno a la biocatálisis, la Enzyme Engineering Conference y, más recientemente, el comité científico del International Fructan Symposium que reúne cada cuatro años a expertos en el área de las fructanas, polímeros de fructosa. En total, ha participado, con ponencias y conferencias magistrales sobre su trabajo de investigación, en más de 200 congresos y simposios; mientras que ha sido invitado a impartir más de 300 conferencias en temas biotecnológicos relevantes.
Su reconocimiento internacional en biocatálisis en el área de las glicosiltransferasas, se manifiesta en las invitaciones que ha recibido para participar en colaboraciones y eventos con los grupos más importantes en el terreno de los polisacáridos microbianos de instituciones como: el Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, la Universidad de Santiago de Compostela y la de Vigo en España; el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas en Toulouse, Francia; la Universidad de Wurzburgo y la Universidad Técnica de Brunswick en Alemania; la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica; la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en Chile; la Universidad del Mármara en Turquía, y el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana en Cuba.
A lo largo de su trayectoria, ha impulsado la especialización de recursos humanos en la ciencia de alimentos y la biocatálisis. Además de impartir cursos de licenciatura y posgrado de manera continua, impulsó la creación de programas de posgrado, como la Maestría en Ciencias de Alimentos en la FQ y, de forma destacable, contribuyó a la creación del Programa de Maestría y Doctorado en Ciencias Bioquímicas entre el IBt y la FQ, primero en establecerse de forma colaborativa entre una facultad y un instituto de la UNAM, y del cual fue el primer coordinador. Actualmente, este programa de posgrado cuenta con tres sedes más.
En cuanto a la formación de investigadores, su laboratorio ha servido de semillero para científicos e innovadores. Ha formado directamente 44 estudiantes de licenciatura, 40 de maestría y 11 de doctorado, además de otro conjunto de estudiantes graduados por académicos que forman parte del grupo que dirige. Dentro de estos graduados, destacan investigadores que, a su vez, han formado grupos de trabajo, como el doctor Enrique Galindo, Premio Nacional en Ciencias y Artes e investigador en el IBt; investigadores que dirigen grupos en biocatálisis en México, como las doctoras Dolores Reyes en la Universidad Autónoma Metropolitana-Cuajimalpa, Amanda Gálvez y Carmen Quirasco en la FQ, Vanesa Olivares en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Sandra Morales en la Universidad Politécnica del Estado de Morelos, Mónica Noel Sánchez en la Universidad Autónoma de Yucatán, Sandra Trinidad del Moral en la Universidad Veracruzana, Ángela Ávila en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Tabasco y Sara Centeno en la Universidad Autónoma de Colima; investigadores incorporados a grupos de biocatálisis en el extranjero, como los doctores Sonia Ospina en la Universidad Nacional de Colombia, María Elena Ortiz Soto en la Universidad de Wurzburgo y Jaime Ricardo Porras en la Universidad de Lovaina; además de aquellos que trabajan en la industria.
Cabe destacar el caso exitoso de la empresa Applied Biotec, creada por el doctor Alejan- dro Torres Gavilán, estudiante graduado en su grupo, quien recibió en 2018 el Premio Nacional de Tecnología e Innovación que otorgan el Fondo de Innovación Tecnológica de la Secretaría de Economía y el CONACYT. A partir del hallazgo de que las enzimas lipasas son capaces de hidrolizar amidas, desarrolló la síntesis enzimática de análogos de la capsaicina, el componente del chile que da origen a la pungencia. La patente fue otorgada a la UNAM en noviembre de 2021 y es la base de un convenio de transferencia de tecnología entre la Universidad y Applied Biotec. Asimismo, se ha construido una planta piloto para la síntesis de estas importantes moléculas en búsqueda de mercados de analgésicos o de pesticidas para la agroindustria y la salud, y se estudian las propiedades del olvanil en el tratamiento del síndrome metabólico.
La trayectoria del doctor López Munguía da cuenta de otra de sus pasiones: una extensa e incansable labor de vinculación con la sociedad, con una frecuente presencia como conferencista en todo tipo de foros de divulgación científica, aunado a la publicación de más de 80 artículos formales dirigidos a todo público y más de 30 capítulos o libros de divulgación. Cuenta con trabajos de gran trascendencia, no solo para la juventud mexicana, sino también para la de otros países hispanohablantes. Es el caso del texto titulado Biotecnología alimentaria, libro coeditado con los doctores Rodolfo Quintero y Mariano García Garibay, que ha tenido una amplia aceptación en México y Latinoamérica, y es empleado como libro de texto en muchas carreras de Ingeniería de Alimentos.
En mayo de 1995, publicó la novela Alimentos: del tianguis al supermercado, dirigida a estudiantes de educación media superior, en la que introduce al estudiante a los principios básicos de la ciencia y la Biotecnología de alimentos a través de una historia de ficción, al tiempo que revisa aspectos clave de la dieta prehispánica. El texto fue editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y la Editorial ADN en la colección “Viaje al Centro de la Ciencia” y, hasta la fecha, cuenta con seis reimpresiones, equivalentes a más de 30 mil ejemplares.
En 2005, teniendo como objetivo la población infantil, publicó Las proteínas dentro de “Serpentina”, el cual resultó seleccionado por la Secretaría de Educación Pública para la Biblioteca del Aula con un tiraje de 28 mil ejemplares. También publicó Los Alimentos en la serie “Huellas de papel” de Santillana, libro de texto complementario al programa de Biología para educación secundaria. Sus últimas publicaciones en esta área se orientan hacia la importancia de la microbiota intestinal en la salud: Una cita para comer: La nutrición (2013) y Los microbios y yo. ¿Qué te comes? (2014). De igual forma, desde su creación en diciembre de 1998, es miembro del Comité Editorial de la revista de divulgación de la ciencia ¿Cómo ves?, publicada mensualmente por la UNAM y dirigida a la juventud universitaria. En esta misma revista, ha publicado más de una veintena de artículos.
Sus numerosas contribuciones académicas son el resultado de una carrera de más de 45 años en la UNAM, durante los cuales ha tenido también diversas responsabilidades al servicio de la comunidad universitaria. Destaca, por ejemplo: su desempeño como Secretario Académico del IBt durante 11 años, su responsabilidad como coordinador del Posgrado, consejero universitario, representante del personal académico ante el Consejo Técnico de la Investigación Científica y, casi de manera permanente, su participación como miembro de alguna comisión dictaminadora.
En su carácter de divulgador científico en el terreno de la ciencia y la tecnología de alimentos, ha logrado tener una presencia en la sociedad mexicana, siendo reconocido no solo como un promotor de la Biotecnología moderna, sino del papel esencial de la ciencia para preservar nuestra cultura y resolver la complejidad de nuestra problemática actual.
Por todo lo anterior, el doctor Agustín López Munguía Canales es indudable merecedor de la designación de Investigador Emérito de la UNAM.