Programa de Estímulos y Reconocimiento al Personal Académico Emérito
Programa de Estímulos y Reconocimiento al Personal Académico Emérito

laura aurora benitez grobet

Laura Aurora Benítez Grobet

Instituto de Investigaciones Filosóficas

La Doctora Laura Aurora Benítez Grobet nació el 13 de agosto de 1944 en la Ciudad de México. Cursó la licenciatura en Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde se tituló en 1967. Su amplia formación en lengua y cultura francesas, adquirida durante su educación básica y media, la condujo al estudio de la Filosofía francesa moderna, área de especialidad en que figura hoy como una de las máximas autoridades a nivel mundial. Desde 1969, se ha desempeñado como docente en la UNAM; primero, en la Escuela Nacional Preparatoria (ENP); y más tarde, en la FFyL, así como en diversos programas de posgrado. En 1984, se incorporó como investigadora al Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIFs), donde ha desarrollado una obra vasta y original, orientada, principalmente, a la Filosofía europea moderna y la Filosofía novohispana.

Entre sus trabajos relativos a la Filosofía europea moderna, se encuentra su tesis doc- toral: “El mundo en René Descartes”, la cual fue distinguida en 1989 con una mención honorífica y con el Premio Norman Sverdlin. En esa investigación, revisada y publicada en 1993, se anuncia el giro interpretativo que imprimió a los estudios cartesianos, al examinar la obra de Descartes no sólo desde el punto de vista de la Metafísica y la Epistemología, como tendía a hacerse hasta ese momento, sino desde la perspectiva de la Filosofía de la ciencia y la Filosofía natural. Prueba del extraordinario impacto de su enfoque, es la familiaridad que en nuestros días envuelve la imagen de Descartes como científico naturalista.

Para alcanzar el actual consenso fue necesario, sin embargo, ir a contracorriente de las nociones dominantes que reducían al filósofo francés a su papel como fundador del racionalismo o, a lo sumo, como un precursor de las Matemáticas modernas. Al conjugar al físico con el metafísico, subrayar la dimensión empírica de su pensamiento y al centrarse en aspectos relativos a la percepción sensible, inauguró una línea de análisis de profundas consecuencias para la comprensión del cartesianismo que ha dado frutos en numerosas investigaciones, tanto propias como ajenas, entre ellas: Descartes y el conocimiento del mundo natural (2004) y La modernidad cartesiana: fundación, transformación y respuestas ilustradas (2013), dado que constituyen, junto con El mundo en René Descartes, obras de obligada consulta para los estudiosos del periodo y la materia.

En su esfuerzo por allanar senderos hasta entonces intransitados, desempeñó un papel central su versión española de El mundo o tratado de la luz. (Estudio introductorio y notas) de René Descartes (1664), aparecida en 1986. Con ella, no sólo dio a conocer por vez primera en nuestro idioma un capítulo decisivo en el desarrollo del cartesianismo en su vertiente científica, sino que ofrece las claves de lectura necesarias para entender al autor como a un filósofo de la naturaleza. A esa obra, se añade la traducción de textos clave, como: Descartes de John Cottingham (1986 [1995]) y Descartes: el proyecto de la investigación pura de Bernard Williams (1978 [1995]), entre otros. Según puede leerse en la reseña que Leiser Madanes publicó en The British Journal for the History of Philosophy (vol. 6, núm. 2, 1998, p. 230), la importancia, la valía y el alcance de estas labores, es “comparable con la traducción y edición de las cartas de René Descartes sobre moral, hechas por Élisabeth Labrousse”, una de las mayores especialistas del cartesianismo en Francia y en el mundo.

Además de colocar bajo una nueva luz la obra y la figura de Descartes -una auténtica proeza, si se recuerda que éste se encuentra entre los filósofos más estudiados de la historia moderna-, ha logrado establecer amplios panoramas historiográficos del periodo, a partir de numerosos trabajos conducidos con el sistema, el rigor y el detalle que distinguen su pluma. De este modo, ha contribuido a poner nuevamente en el foco de atención académica a distintos pensadores que, como Jacques Rohault y Samuel Clarke, habían sido relegados de la investigación contemporánea, pese a haber gozado de gran relevancia en su propia época. Sus ensayos sobre Henry More y Ralph Cudworth, son los únicos con los cuales se cuenta en lengua española hasta ahora, además de que su obra De Newton y los newtonianos: entre Descartes y Berkeley (2006) se considera ya un clásico en el tema.

Esta suma de trabajos constituyó un factor decisivo en al auge de los estudios cartesia- nos en nuestro país, lo que se revela de modo inequívoco en la información que nos brindan los repositorios digitales de la UNAM: mientras que, de 1946 a 1988, se dedicaron tan sólo ocho tesis de grado al estudio de Descartes, es decir, menos de 0.2 anuales, desde que la doctora Benítez está al frente de investigaciones en la materia, el número ascendió a 45, esto es, más de dos tesis por año. De este universo, ella misma fue tutora del 26 %, sus alumnos dirigieron el 27 % y colegas en estrecho diálogo supervisaron el 11 %. Además, el 80 % cita su obra como una referencia de base. 

No menos prominentes han sido sus escritos en el campo de la Filosofía novohispana. Si este interés suyo tuviera un íncipit, quizá hubiera que fecharlo hacia la década de los 70, con los estudios de maestría y la escritura de la tesis “La idea de la historia en Carlos de Sigüenza y Góngora”, que mereció una mención honorífica y, al poco tiempo, fue publicada como libro, cuya primera reimpresión apareció en años recientes. Por otra parte, en un momento poco propicio para el cultivo de la Filosofía mexicana, juzgada como un género menor, cuando no inexistente, tuvo la lucidez de emprender la lectura y el análisis filosóficos de la obra de sor Juana Inés de la Cruz. A los trabajos que de ahí se derivaron -recuerda Sarah Hutton, profesora de la Universidad de York con una destacada trayectoria en estudios de género- se atribuye hoy un carácter pionero e incluso visionario, al haber anticipado el desarrollo de un área de investigación que en nuestros días goza de un inmenso auge alrededor del mundo entero: el de la historia de las mujeres filósofas.

Calificar a Juana de Asbaje como filósofa, no es una conquista menor: si bien sus escritos han despertado la admiración de numerosos lectores, durante mucho tiempo fueron escasos los estudios atentos a la dimensión estrictamente filosófica de sus ideas. En ese sentido, su exaltación como la Décima Musa Mexicana, resulta sintomática de la tendencia a valorar el carácter lírico de su escritura en detrimento de sus cualidades lógica y argumentativa, al tiempo que revela el papel que la posteridad decidió reservarle: el de servir como inspiradora, más que como creadora, de un pensamiento original. A contravenir ese destino, contribuyeron las investigaciones de Laura Benítez, quien, tras advertir las críticas a la tradición que se asoman en los versos de la también llamada Fénix de América, emprendió una excepcional tarea que consistió en reconstruir sus ideas en torno a la naturaleza y el desarrollo del conocimiento, atendiendo al papel que sor Juana misma prestó a la comprensión y a la sensibilidad. De ahí que, donde otros sólo supieron ver ingenio, belleza y hondura psicológica, la doctora Benítez haya identificado un auténtico y muy completo planteamiento epistemológico, a tono y a la altura de los mayores pensadores de su tiempo. Su destacado lugar en el campo de la Filosofía, y no sólo en las letras, quedó cimentado de esta forma.

Su principal aportación al desarrollo de propuestas metodológicas para el estudio de la Historia de la Filosofía, consiste en lo que ella misma ha denominado “vías de reflexión filosófica”, las cuales permiten concebir la Historia de la Filosofía como una serie de senderos que se han abierto y transitado de manera más o menos multitudinaria en  distintas épocas. Este modelo teórico abre a la posibilidad de identificar las continuidades y entender los cambios, sin incurrir en exclusiones artificiales, tal como sucede en otros esquemas explicativos: en un mismo periodo e incluso en un mismo autor, el pensamiento circula por varias vías, algunas principales y otras secundarias.

La fuerza y radicalidad de su análisis se ven reflejadas en su deslinde frente a los criterios cronológicos que previamente habían regido la Historia de la Filosofía, a la vez que reconoce y permite dar cuenta del pensamiento filosófico en su especificidad. Gracias a ello, somos hoy capaces de comprender: por qué ciertas ideas perviven más allá de su origen cronológico; por qué en una misma época conviven concepciones disímiles e incluso contradictorias; por qué resulta vano pretender que toda propuesta filosófica es superada por una posterior, y por qué ningún enfoque adoptado de manera aislada puede agotar el tratamiento de un problema filosófico. Contra las visiones lineales y las nociones de progreso que subyacen en la tradicional Historia de la Filosofía, ofreció las herramientas para desarrollar una Historia filosófica de la Filosofía: un modelo susceptible de albergar la complejidad, unidad y diferencia en el seno de esta rama del saber.

La fecundidad de este original enfoque se ha hecho evidente en las nutridas discusiones que ha sabido articular. De ellas dan cuenta, por ejemplo, las numerosas investigaciones que lo han adoptado como punto de partida y modelo explicativo, así como el volumen colectivo La Filosofía moderna en la obra de Laura Benítez (2012), el cual reúne más de 20 trabajos elaborados por igual número de autores radicados a lo largo del con- tinente americano, desde Argentina hasta Canadá. Dado su gran potencial heurístico, no es casual que un segmento importante de esos ensayos se concentre en las vías de reflexión filosófica, consideradas, según refiere alguno en esas páginas, como un punto de quiebre en su propio quehacer intelectual. Ello responde —explica en una reseña Daniel Omar Scheck, investigador de la Universidad Nacional del Comahue—, a que la propuesta “es mucho más que un aporte metodológico, un criterio para encarar la historia de la filosofía o una herramienta para revisar la historiografía al respecto”, en virtud de que supone “una teoría de la historia de la filosofía y una filosofía de la historia”. Entonces, concluye: “la figura de Laura Benítez se ha transformado en un faro para quienes estudian la filosofía moderna, su historia y el pensamiento cartesiano, en particular”.

A partir de estas investigaciones, ha dado a la imprenta seis libros académicos de autoría única, 28 libros como coordinadora o coeditora, 65 capítulos en obras colectivas y homenajes, 36 artículos en revistas especializadas e indizadas, 22 artículos en memorias de congresos, cinco traducciones, 16 reseñas críticas y notas bibliográficas, diez boletines como editora, dos artículos de enciclopedia y seis textos de difusión. Sobre su impacto en la comunidad académica nacional e internacional, y su papel como promotora del diálogo filosófico, pueden mencionarse las 304 citas y numerosas reseñas de las que ha sido objeto su obra; su participación en: la Asociación Filosófica de México -de la cual fue presidenta entre 1994 y 1996-; la Sociedad Latinoamericana de la Ciencia y la Tec- nología -de la que es miembro fundador-; la British Society for the History of Philosophy y la International Berkeley Society; además de la inclusión de sus trabajos en publica- ciones de referencia, como Twenty-five Years of Descartes Scholarship, 1960-1984: A Bibliography de Vere Chapell y Willis Doney, y el haber sido reconocida como una de las autoras más consultadas en Academia.edu, una de las principales herramientas de investigación en nuestros días.

De manera simultánea y como complemento a sus trabajos de investigación, ha de- sempeñado, a lo largo de más de medio siglo, una labor docente extraordinaria. Así lo reconoció la UNAM al distinguirla en 2002 con el Premio Universidad Nacional en el área de Docencia en humanidades. Maestra de maestros, su magisterio ha beneficiado a cientos, quizá miles, de profesores y alumnos en México y en el extranjero, tal como se ha hecho patente en los 17 seminarios de investigación, 25 cursos especiales, cinco diplomados especiales, 36 cursos de licenciatura, 49 seminarios de posgrado, dos cursos de actualización docente y una cátedra especial impartidos durante su trayectoria, y a los cuales habría que agregar los cursos que durante 11 años dictó en la ENP. En todos ellos, contribuyó a sentar las bases de un conocimiento filosófico riguroso, a promover el estudio del pensamiento en los siglos XVII y XVIII y, en muchos casos, a despertar o fortalecer vocaciones, destacando aquellas de las estudiantes de Filosofía, disciplina que, incluso en nuestros días, es mayoritariamente masculina. Laura Benítez ha sido un modelo como filósofa de excelencia y se ha preocupado por impulsar las trayectorias académicas de numerosas mujeres que, a su lado, se han ido formando en erudita sororidad. De ahí que, gracias a su estímulo y orientación, se haya establecido el grupo conocido como “chicas cartesianas”, con el cual ha publicado diversos libros. Homenaje a Descartes (1993) y De la filantropía a las pasiones: ensayos sobre la filosofía cartesiana (1994) constituyen dos de los más representativos.

Una parte significativa de su actividad docente ha tenido por objeto el formar y actualizar a grupos de profesores, tanto de nivel medio como superior. A esto se suma su activo papel en la elaboración de planes de estudio, por lo que su idea de la enseñanza tiene una influencia profunda en la trayectoria de numerosos estudiantes. Su compromiso con la formación de educadores encuentra una expresión privilegiada en el Círculo de Estudios  Wonfilio Trejo, espacio que fundó y coordinó de 1987 a 1995 con el propósito de reunir a docentes de asignaturas filosóficas del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) y de la ENP. Los integrantes del círculo han diseñado y elaborado materiales didácticos, además de impartir de manera colaborativa cursos de actualización para profesores. Con vistas a la educación de carácter universitario, coordinó y participó como autora de cinco publicaciones para la actualización docente que incluyen dos volúmenes colectivos de ensayos y tres antologías. En estas últimas, se abordan temas de Historia de la Filosofía, Ética y Filosofía Política, Filosofía Contemporánea, Lógica y Epistemología, entre otros. 

Su entrega a la formación de recursos humanos se ha plasmado, asimismo, en la direc- ción de 12 tesis de licenciatura, 20 de maestría y 16 de doctorado, además de haber participado en 104 exámenes de grado y colaborado en revisar y evaluar otros 50 trabajos de titulación hasta 2018. Seis de las investigaciones realizadas bajo su asesoría fueron acreedoras a importantes reconocimientos académicos: en cuatro ocasiones fueron galardonadas con el Premio Norman Sverdlin, en una con el Premio Nacional de Ciencias Sociales y en otra más con el Premio Nacional a la Mejor de Tesis de Maestría en Filosofía por la Asociación Filosófica de México.

Sobresale su labor al frente del seminario permanente del Área de Historia de la Filosofía, fundado junto con José Antonio Robles García, y el cual ha sesionado de forma ininterrumpida durante los últimos 37 años. Desde este espacio, se ha impulsado la titulación de incontables estudiantes, así como y el desarrollo de la investigación de numerosos académicos. Algunos de ellos, que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), son: Ricardo Salles (IIFs), Teresa Rodríguez González (IIFs), Zuraya Monroy Nasr (Facultad de Psicología), Luis Ramos Alarcón-Marcín (FFyL y Universidad Autónoma de la Ciudad de México), Soledad Alejandra Velázquez Zaragoza (ENP, FFyL y Facultad de Estudios Superiores Acatlán), Luis Antonio Velasco Guzmán (FES Acatlán) y José Marcos de Teresa (Universidad Autónoma Metropolitana).

Desde 1992, ha sido responsable de 14 proyectos colectivos de investigación adscritos al Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la UNAM, además de haber sido corresponsable en otros cuatro. Estos comenzaron con el estudio detallado de la relación de la modernidad y el pensamiento contemporáneo (1992-1994), al cual siguieron los exámenes de la evolución hacia la Filosofía moral moderna (1996-2001), la relación entre modernidad y neoplatonismo (2011-2014), la teoría de la sustancia en la modernidad (2013-2017) y los vínculos entre la ciencia y la imaginación en la Filosofía moderna  (2017-2020). Posteriormente, dirigió el proyecto titulado “El papel de las hipótesis en el desarrollo del conocimiento y de la Filosofía natural, ss. XVII y XVIII. Antecedentes y prospectiva” (2020-2022). 

En el marco de sus proyectos, se han formado estudiantes; preparado cursos, coloquios y congresos; realizado labores editoriales y de difusión, y organizado la visita a la UNAM de notables académicos nacionales y extranjeros. De hecho, con el propósito de reforzar la interacción del grupo académico y mantener la calidad de los productos elaborados como parte de los proyectos PAPIIT, ha organizado 17 seminarios especiales, con la presencia de investigadores de renombre internacional, además de numerosos congresos, simposios y coloquios dirigidos a un público académico amplio.

Ha presentado los resultados de sus investigaciones en 133 ponencias y conferencias, 22 de las cuales han sido magistrales. En ellas, sometió a discusión y análisis los temas que ha cultivado con particular brillo durante su trayectoria: la Filosofía natural y moral de los siglos XVII y XVIII, la Filosofía mexicana, el pensamiento de sor Juana Inés de la Cruz, y la didáctica y enseñanza de la Filosofía. Con estos temas, ha visitado numerosas ciudades del país, pero también de otras regiones, tal como dan cuenta sus alocuciones en las universidades del Valle, Nacional del Litoral, Nacional de Colombia, de Salamanca, de Ontario Occidental, Nacional del Comahue, Nacional de la Plata y de Groninga en Países Bajos, así como en el Instituto Tecnológico de Karlsruhe en Alemania. 

Tanto al reconocimiento que han merecido sus contribuciones a la Filosofía, como a esta intensa actividad de intercambio y difusión, se debe el que cuente con una exten- sa red de interlocutores y colaboradores; principalmente en Europa, Latinoamérica y Estados Unidos. A título de ejemplo, es posible mencionar a: John Yolton, profesor de la Universidad de Princeton y gran especialista en la obra de John Locke; John Rogers, profesor emérito de la Universidad de Keele y editor del British Journal for the History of Philosophy; John Cottingham, profesor de la Universidad de Reading y miembro hon- orario en la Universidad de Oxford, y Desmond Clark, profesor del Curk College y autor de reconocidas obras sobre René Descartes. De igual forma, se cuentan Daniel Garber y Margaret Wilson (Universidad de Princeton), Martha Bolton (Universidad de Rutgers), María del Carmen Paredes (Universidad de Salamanca), Miguel Ángel Granada (Universidad de Barcelona) y Denis Kambouchner (Universidad Sorbona). “La doctora Benítez Grobet -destacó este último- es, sin lugar a duda, una de las mayores especialistas de la filosofía de la ciencia del siglo XVII en América Latina. Sus trabajos son bien conocidos en Francia, donde realizó sus estudios. Su autoridad es internacional y su energía siempre admirable”.

En el ámbito latinoamericano, son igualmente estrechos sus vínculos de colaboración, los cuales incluyen, por referir algunos nombres, a reconocidos especialistas como: Jean Paul Margot (Universidad del Valle), Ezequiel de Olaso (Universidad de Buenos Aires), Leiser Madanes (Centro de Investigaciones Filosóficas, Argentina), Jorge Aurelio Díaz (Universidad Nacional de Colombia) y Óscar Nudler (Consejo Nacional de Investiga- ciones Científicas y Técnicas, Argentina).

En virtud de su compromiso universitario, ha desempeñado distintos cargos académicos y ha colaborado en cuerpos colegiados, comisiones y tareas honoríficas, de evaluación y dictaminación. Entre 1979 y 1981, estuvo al frente de la Secretaría Académica en la Coordinación del Colegio de Filosofía de la FFyL; de 1981 a 1982, fue jefa de la división del Sistema de Universidad Abierta de la misma facultad; de 1983 a 1985, prestó sus servicios como secretaria académica del IIFs, y de 1991 a 1992 fue coordinadora del Centro de Apoyo a la Investigación de la FFyL. También ha sido miembro de las comisiones dictaminadoras del IIFs y del Instituto de Investigaciones Históricas, así como de diez comisiones evaluadoras y comités académicos. En cinco ocasiones, participó como integrante del jurado del Premio Universidad Nacional, del Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos y del Premio Norman Sverdlin. Fue con- sejera académica de área e integrante de la Comisión Permanente de Asuntos Académico Administrativos del Consejo Técnico de Humanidades. Formó parte, asimismo, de la Comisión Especial de Docencia entre 1996 y 1997. Aunado a ello, ha sido requerida en diversas oportunidades para evaluar proyectos de investigación y concursos dentro y fuera de la UNAM, que incluyen órganos nacionales, como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y sus homólogos en Chile y Argentina.

Entre los órganos editoriales a los que ha contribuido, se cuentan los comités de la Revista del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas, los Cuadernos de Historia de la Filosofía de la Universidad de Buenos Aires y de la UNAM, y la revista Diánoia del IIFs, a cuyo comité de redacción pertenece desde 2009.

Ha recibido múltiples reconocimientos y distinciones por su labor en la docencia, la investigación y la difusión de la Filosofía. Sobresalen, entre ellos, su distinción con el máximo nivel en el Programa de Primas al Desempeño del Personal Académico de Tiempo Completo desde julio de 1999 y su pertenencia al SNI desde 1985, manteniendo el nivel III de 2010 hasta la fecha. En el año 2000, obtuvo el Reconocimiento Catedrático UNAM nivel II; en dos ocasiones, ha recibido el Diploma al Mérito Universitario (1994 y 2019); en 2006, mereció el Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz, y en 2017 la Asociación Filosófica de México le concedió la Medalla Fray Alonso de la Veracruz. Igualmente, ha sido distinguida por el Sistema de Universidad Abierta y Educación a Distancia en 1981, el CCH en 1995 y la Universidad Autónoma de Guerrero en 2011.

A sus premios y reconocimientos, hay que agregar los homenajes realizados en su honor por estas y otras instituciones. Destacan: el que le rindió la ENP en 2018, como parte del ciclo “Los Profesores de la ENP conmemoran a sus Grandes Maestros”, así como aquel que, en 2019, organizó el IIFs para celebrar y discutir su obra y pensamiento. Fruto de este último encuentro, es el volumen colectivo 50 años de docencia e investigación. Homenaje a Laura Benítez. También en ese año recibió homenajes por parte de la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En 2011, fue homenajeada por el Grupo Académico Marsilio Ficino de la FFyL; y, en 2012, por el Círculo Mexicano de Profesores de Filosofía en virtud de su trayectoria académica. En 2007, le fue concedida la Cátedra Especializada “La filosofía natural en René Descartes” en la Universidad Nacional de Tucumán, ciudad que la declaró visitante ilustre.

En virtud del rigor y la originalidad de sus investigaciones, su generosidad en la enseñanza y su impulso al trabajo colaborativo como sello inconfundible de su práctica académica; así como por su inquebrantable compromiso institucional y su entrega infatigable a lo largo de más de medio siglo de trabajo, la doctora Laura Aurora Benítez Grobet recibe el nombramiento de Investigadora Emérita de la UNAM.